
El Charro Negro
- gerrysalmontics
- 24 oct
- 5 Min. de lectura
Hace mucho tiempo, había un encantador Itzlilocelotl mestizo de cabellos largos y apariencia jovial que formo parte de Las Sombras, aquellos justicieros enmascarados que buscaban terminar con las desigualdades y la corrupción del gobierno. Su nombre era Petl, nacido en una pobre familia mestiza en un pequeño pueblo Wixárika, era un joven humilde de buen corazón, aunque desde que era chico mostró una ambición desmedida junto a un deseo insaciable de riqueza y poder con la esperanza de ayudar a su pueblo. Ya que a pesar de trabajar arduamente, nunca lograba sacar a su familia de la pobreza, lo que lo llenaba de frustración y resentimiento, eso fue lo que finalmente lo llevó a unirse al grupo de "Las Sombras" para combatir las injusticias a manos de un gobierno que había sido neo-colonizado desde dentro.
Desesperado por cambiar su destino, tras muchas perdidas y batallas, Petl reunio fuerzas por dias y decidió invocar a Tezcatlipoca en su forma mas pura y fidedigna, tras realizar un ritual antiguo y meditar por un largo tiempo conectando con su Teotl, fue en una noche tras una gran redada en contra del ejercito del Tlatoani, de regreso a su guarida bajo la luz de la luna, que comenzo a ser rodeado por un espeso humo de copas, de este aparecio un jinete indigena sobre un caballo negro azabache, su figura imponente, oscura y sucia reflejaba poder, humildad y misterio. Petl pudo sentir que era uno de los suyos, un Ixiptla como él, creyendo que se trataba del más fuerte entre todos los Iztlilocelomeh, un mensajero del mismo Tezcatlipoca, pues en él sentia un poder solo equiparable a la oscuridad infinita del cielo nocturno.
Este jinete poseía una voz profunda y resonante, vio la corrupcion latente dentro del Charro y le ofreció riquezas inimaginables y poder sobre los otros, pero a cambio exigió que cumpliera con una sola promesa; pero el Charro, cegado por una ambición desesperada aceptó sin dudar, sellando su destino.
Petl comenzó a demostrar una brutalidad mayor, comenzo a discutir con las otras Sombras incluso llegando a pelear, decidiendose por abandonar al grupo. Acumuló grandes riquezas y vestía siempre con un traje formal de charro azul, impecable, elegante y adornado con detalles de oro y plata.
Pero eventualmente comenzó a sentir un profundo vacío el cual creyó solo podria llenarse aumentando sus riquezas, dejando de compartirla con su comunidad, comenzando a abusar de su entorno y de los demás, comportándose de forma déspota y cruel, convirtiendose en una personalidad infame y temida entre las comunidades de su región, pasandose al lado del mismo Tlatoani contra el que peleaba, siendo apodado por los Wixarikas que ayudaron a criarlo en el pasado como "El Mestizo Azul", dejando su mascara justiciera de cuando era una Sombra y el negro de sus ropajes atrás, siendo ahora un general del Tlatoani 4 Fuego Diaz Mori, que cazo junto a un peloton personal de Tecuanes y soldados experimentados reentrenados por su mano a sus antiguos compañeros de batalla, siendo ya no mas una sombra enmascarada que busca igualdad y justicia, si no un hombre cruel y avaro que mostraba su rostro con orgullo, uno que la gente temía.
Una noche de regreso a su villa, su caballo se levantó de forma erguida al asustarse repentinamente, tirandolo al suelo y alejandose rápidamente; el Charro estando en el suelo logró levantar la mirada, la cual se encontró con la del Jinete, aquel que acudió a su llamado cuando llamó a su señor Tezcatlipoca, ahí este le dijo que rompió su promesa y traicionó a sus principios, y Petl porfin intuyó de quien realmente se trataba.
El Charro pidió piedad, dijo estar arrepentido de sus acciones y pidió una nueva oportunidad, el jinete con una expresión de decepción y superioridad le miro con la frente en alto desde su caballo y con una leve sonrisa macabra le dijo sentirse piadoso, le propuso que le ofrecería otro trato, pero que solo se lo revelaría después de que haya aceptado, y el Ixiptla aceptó desesperado, pues si se negaba, sería llevado al inframundo donde nunca obtendría descanso; prosiguieron a estrechar la mano, y ahí se confirmaron sus sospechas, pues no era un simple Iztlilocelotl, si no su señor, el mismisimo Tezcatlipoca quien tenía bien sujeta su mano mientras su rostro dibujaba una sonrisa siniestra, ambos se prendieron en llamas, el jinete reía cada vez más y más fuerte mientras que Petl gritaba y se retorcía del dolor, el fuego devorando sus carne, mientras el jinete aun montado en su caballo negro de ojos flameantes se hacia humo y cenizas que comenzaron a recubrir al Charro mientras su esqueleto aun le sujetaba hasta pasar a ser cenizas. Los elementos se despejaban y a medida que el humo se levantaba se iba revelando una figura siniestra, quien una vez fue un hombre bueno y justo, ahora un demonio vestido de negro y recubierto del de las tinieblas, al abrir los ojos vio una bolsa pequeña con monedas de oro en su interior situada en su mano, la misma que sujetaba su señor, se montó en el oscuro caballo que ahí permanecía y escucho, la voz provenia de su interior, de las tierras y del cielo nocturno, ahí es cuando le reveló de que iba el trato, ahora su destino sería vagar por las noches buscando a los injustos, avariciosos y codiciosos, prometiendoles riqueza y poder a cambio de aceptar una de sus monedas malditas, cada una con un glifo unico que definirian la maldición y destino de quien la tomase. Será cuando alguien de esta naturaleza acepte su última moneda y tome su lugar que por fin podrá descansar, sin embargo, esta pequeña bolsa pareciera volver a llenarse cada que se levanta la noche.
Se dice que el Charro Negro aparece en caminos solitarios y rurales cuando la oscuridad domina los cielos. Aquellos maliciosos que viajan solos y se encuentran con él son tentados con promesas de riqueza y poder, al aceptar una de sus monedas sellan su destino pues cada moneda posee un glifo por cara, glifo que define la maldicion que caera sobre aquel que acepte su oferta, y el Charro, ese maldito, de no encontrar satisfacción en el horrible final que le espera a su víctima, eventualmente regresara por su pago, y si no le satisface, uno o mas parientes sumamente queridos o la mujer más amada por la victima del charro eventualmente se encontrará sola en un camino en la oscuridad de la noche, ahi el Charro aparecera como un joven educado y carismatico de apariencia perfecta ante los ojos de su presa, portando un traje negro con caracteristicas indigenas y una larga cabellera, él manipulara a la persona travez de sus encantos ofreciéndose insistentemente a llevarles a su destino, si acepta, esta subirá a su caballo y su figura se perderá para en la oscuridad para siempre, así es que el Charro esta cobrando su deuda y cumpliendo su condena como recolector de almas para Tezcatlipoca, deseoso de ser perdonado y con la esperanza de un dia entregar su ultima moneda.







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